Dos años después, en 1993, disfrutó de su mayor éxito profesional al encabezar el reparto de Madregilda (Francisco Regueiro), donde interpretó a un Francisco Franco acomplejado y débil. Gracias al éxito le llamaron para un importante número de películas, entre ellas Divinas palabras (1987), tercera equipacion real madrid por la cual obtuvo el premio Goya a la mejor interpretación masculina de reparto. Su intervención ese mismo año en Mi hermano del alma de Mariano Barroso se saldó con otra candidatura a los Premios Goya, esta vez en la categoría de mejor actor de reparto.