Sin embargo, fue hasta el año de 1964 gracias a la famosa marcha del ladrillo, liderada por el alcalde electo de la época Guillermo Plazas Alcid, y en la que participaron estudiantes de colegio y ciudadanos del común, que la idea de tener un estadio de fútbol fue tomando forma. El estadio Guillermo Plazas Alcid tuvo un comienzo ‘artesanal’ que arrancó desde finales de la década de los cincuenta, cuando un grupo de jóvenes decidieron limpiar un terreno minado de piedras ubicado en ese entonces en cercanías al barrio Mano Fuerte, para darle la forma de cancha de fútbol.